26 junio 2011

En el mar, la vida ya no es tan sabrosa…

Esta semana, un estudio publicado por científicos de renombre acaba de concluir de que los océanos podrían perder irreversiblemente su diversidad biológica si no se frena la pesca, contaminación y el calentamiento global, están deteriorando la biodiversidad oceánica en mayor medida de que se pensaba. Para muestra, un botón: de acuerdo a mi padre, en la época de su niñez, el río Rímac (que desemboca en el océano Pacífico) estaba lleno de camarones, truchas y langostas; hoy, es un basural que contamina nuestro litoral. Residuos fecales dañan las aguas subterráneas. Hoy el mar está muy contaminado y que. Ya en la década de 1970, se temía el efecto de la contaminación por petróleo tendría efectos devastadores en la cadena alimenticia del océano. Durante los años 80 y 90 del siglo pasado aumentó el número de informes sobre la sobreexplotación del medio marino. En el nuevo siglo, sin embargo, un estudio publicado por científicos reveló que la sobreexplotación del ecosistema marino tiene sus orígenes en la prehistoria, cuando las técnicas de caza comenzaron a perfeccionarse. Los problemas se han vuelto más complejos, por lo que la pesca se volvió intensiva a partir del final de la Edad Media y la contaminación, no es un fenómeno reciente. Considerando el efecto acumulado que la humanidad hizo durante más de 10.000 años a los cuerpos de agua, los efectos son cada día más chocantes. Una noticia nada desalentadora circuló hace unas horas. Philip Reid reconoció que la fuga masiva de ballenas y plancton del Ártico era una señal de alarma.

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