24 marzo 2011

Adiós, Liz Taylor

Hace ocho días, murió mi tío Alfredo y fui al día siguiente al funeral y posterior sepelio. Son horribles las imágenes y cifras de los muertos que dejó el terremoto y posterior maremoto ocurrido en Japón el viernes 11. La muerte es un proceso natural e irreversible, pero hay que aceptarla. Especialmente para Hollywood. Ayer murió una de las últimas leyendas supervivientes de la Edad de Oro del Cine Estadounidense: Elizabeth Taylor, había fallecido de un ataque cardíaco a los 79 años. Recuerdo en mi infancia que la película Cleopatra durante los Viernes Santos de cada año. Aunque la película fue un fracaso en la taquilla durante su exhibición inicial en 1963, esta película fue en la cual Liz fue la actriz con el salario más alto. Pero muy pocos saben que Liz Taylor comenzó su carrera como actriz a los nueve años en el largometraje There’s One Born Every Minute (1942). Tras firmar un contrato con Metro-Goldwyn-Mayer en 1942, aparecería en su segundo largometraje, Lassie Come Home (1943). Este filme recibió críticas favorables para Taylor y su co-protagonista, Roddy McDowall. Sin embargo, el papel que la hizo famosa sería el de Velvet Brown en National Velvet (1944). Compartieron créditos, además de Taylor, Mickey Rooney y Angela Lansbury. National Velvet se estrenó en diciembre de 1944 en los Estados Unidos y fue un rotundo éxito de taquilla, transformando a Taylor de una desconocida a una estrella de cine. La Taylor dijo años más tarde que éste fue el filme más excitante que hizo, y le cambió la vida para siempre. Sin embargo, durante la filmación se cayó de un caballo, lo que se tradujo en problemas de la espalda. Taylor fue contratada por un salario de 30.000 dólares. Seguirían en su vasta carrera Courage of Lassie (1946), Life with Father, Cynthia (ambas de 1947), A Date with Judy y Julia Misbehaves (ambas de 1948). Su reputación como estrella adolescente rentable la convirtió en el primer teen idol. Su papel como Amy en el clásico Mujercitas (1949) fue su último trabajo como adolescente. A diferencia de otros actores menores de edad, Taylor pudo hacer la transición de estrella adolescente a madura. Un artículo de la revista Time en 1949 llamó a Taylor “una joya de gran valor” y la líder entre la generación de actores que dominaría Hollywood en la década siguiente entre ellos Kirk Douglas, Montgomery Clift, Ava Gardner, y años más tarde, Marilyn Monroe, Audrey Hepburn, y Grace Kelly. Tras el fracaso de The Big Hangover (1950) su primer éxito como actriz adulta sería en El padre de la novia (1950). Tras el éxito de este film, a Taylor le ofrecerían más papeles que luego rechazaría debido a su contrato con MGM (que ya era de un salario de u$s 2.000 a la semana). Rechazó papeles inolvidables en Roman Holiday (que lanzó al estrellato a Audrey Hepburn) y La condesa descalza (que finalmente interpretó Ava Gardner). Sin embargo, Ivanhoe (1952) demostró su poder como actriz principal. Aunque en los años siguientes sus apariciones en el cine fueron intermitentes, no fue hasta que en 1955 le llegó la oportunidad de actuar junto a Rock Hudson y James Dean en Gigante (1956), la película que consolidó su estatus como estrella de cine. El árbol de la vida (1957), sería la película por la que Liz sería nominada por primera vez para el premio Óscar por mejor interpretación por una actriz en un papel principal. Le seguirían dos nominaciones más: una por La gata sobre el tejado de zinc (1958) y De repente, el último verano (1959) en la misma categoría. Llegaría finalmente su consagración al ganar su primer Óscar en Una mujer marcada (1960). En ese momento, Taylor era la actriz mejor pagada que firmó un contrato de u$s 1.000.000 en la producción de 20th Century-Fox Cleopatra (1963). Es durante la filmación donde conoce a Richard Burton; ambos se casarían en 1964. En 1966, lograría su consolidación con su interpretación en ¿Quién teme a Virginia Woolf? (Mike Nichols). Por ello, Taylor obtuvo su segundo Óscar como mejor actriz en un papel principal. Hacia 1967, Taylor como actriz ya ganaba u$s 200 millones en las taquillas. Al finalizar la década de 1960, su poder como estrella de cine se había diezmado. Sus problemas de salud comenzaron a mediados de los años 70; Taylor fue diagnosticada con cáncer pulmonar, aunque fue tratada con éxito. En los años 80, fue tratada por alcoholismo. En noviembre de 2004, fue diagnosticada con insuficiencia cardíaca congestiva, con la que convivió hasta su muerte. Sin embargo, su transición de estrella juvenil a actriz madura sirvió de ejemplo para otras estrellas como Jodie Foster y Natalie Portman. Bueno, como dicen los gallegos, nos vemos mañana.

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